La ciudad de Sweida es uno de los pocos lugares en Siria donde la violencia no ha penetrado, aunque esté a solo 50 kilómetros de Deraa, donde empezó la revuelta y donde hasta un breve recorrido por las calles puede resultar fatal.
Sweida está habitada por drusos, una minoría religiosa de carácter islámico con elementos de otras grandes religiones. Su tolerancia resultó ser su mejor receta para la paz.
"Ser diferente es el derecho básico garantizado por la humanidad. En Sweida hay gente de diferentes opiniones políticas. Aquí hay quienes están en contra del Gobierno pero también está en contra de la violencia", explica el ex parlamentario Samer Hassoun. Desde que empezó el conflicto, la vida en esta sureña urbe siria "es animada como siempre. Nada ha cambiado", asegura Souad Abu Aad, una residente de la ciudad.
No hay puestos de control del ejército en las calles ni rebeldes francotiradores en los tejados. Los comercios son menos exitosos que lo habitual, pero la situación permite incluso iniciar un nuevo negocio.
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