Los clientes extranjeros de los bancos estadounidenses en Miami están transfiriendo velozmente sus activos a entidades de otros países, como Panamá y las Islas Caimán, famosos por sus beneficios fiscales.
La razón del pánico es la orden de Hacienda que obliga a la banca a informar sobre los intereses y activos que provienen de fuera del país. Según la cifra de la Oficina de Regulación Financiera de Florida, en 2011 en los bancos de Miami estaban depositados, al mínimo, 14.000 millones de dólares provenientes del exterior.
Las nuevas regulaciones que obligarán a informar sobre los activos extranjeros entrarán en vigor a finales de año. La idea es fortalecer la cooperación con las autoridades judiciales de otros países, algo que presupondrá, por una parte, informarlas sobre los activos que sus ciudadanos tengan en EE. UU. y, por otra parte, tener su apoyo para localizar activos no declarados de ciudadanos estadounidenses en el extranjero.
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